Estar todo el tiempo frente a una pantalla tiene consecuencias a largo plazo. Lamentablemente existe lo que se llama el síndrome visual por el ordenador, un conjunto de síntomas y signos que la persona refiere como cansancio, estrés visual, enrojecimiento de los ojos, lagrimeo, resequedad, dolor de cabeza, dolor de espalda baja o lumbar y dolor en las falanges y muñecas.
Es inevitable el uso de los aparatos electrónicos, pero no hay por qué abusar. Estas tecnologías emiten cierta cantidad de radiación ultravioleta, que no resulta peligrosa, pero cuyos efectos acumulativos sí podrían afectar la salud. En ese sentido se requiere de una protección adecuada.
Utilizar con mucha frecuencia los aparatos electrónicos no será la causa directa de un defecto visual como astigmatismo, hipermetropía o miopía, pero si estos defectos ya existen, estar siempre frente a una pantalla puede hacer que los síntomas se sientan más.
Cada vez más temprano los niños utilizan con demasiada frecuencia estos aparatos, a veces desde los dos y tres años. Esto puede causar a futuro vicios acomodativos, es decir, que mantengan por mucho tiempo la visión cercana y no desarrollen la visión a distancia, lo que les va a influir en una fatiga visual mayor en el futuro y obviamente una merma en el desempeño académico.
Los dispositivos se han convertido en los indispensables de hoy en día; y se estima que pasamos hasta siete horas diarias pegados a ellos. Pero, ¿cómo afecta a nuestra salud visual? Los expertos aseguran que el ojo humano no está preparado para combatir este nuevo hábito ocular. Picor, enrojecimiento, cansancio, sequedad o visión borrosa son algunos de los síntomas que aquejan al 89% de la población.
El esfuerzo contante que realizan nuestros ojos para enfocar de cerca desemboca en síntomas como enrojecimiento, picor, dolores de cabeza… Es la llamada fatiga visual.
Algunos consejos para evitar la fatiga visual son cuidar la iluminación y asegurarnos de que es la adecuada para la tarea que estamos realizando; realizar paradas frecuentes cuando estamos trabajando en distanciar cercanas y descansar nuestros ojos mirando a larga distancia (más de 6 metros).
En la actualidad, los dispositivos electrónicos son parte esencial de nuestras vidas, realizamos infinidad de actividades con ellos; sin embargo, pasar tanto tiempo con la vista en la pantalla de una computadora, tablet, celular o algún otro equipo, puede tener consecuencias en nuestra salud visual que requieran atención especializada.
Las personas que pasan demasiado tiempo del día utilizando estos aparatos son más propensas a sentir algún tipo de malestar, ya que su uso continuo aumenta la aparición de reacciones como el cansancio ocular, sobre todo si las pantallas tienen mucho brillo.
La principal causa de los problemas originados por el uso de los dispositivos electrónicos es que al emplearlos fijamos desmesuradamente la mirada en ellos, disminuyendo nuestro parpadeo considerablemente, además de mantener a nuestros ojos en un continuo enfoque cercano. Si bien esto no ocasiona un daño permanente en la visión, es posible que genere resequedad debido a una excesiva evaporación de la lágrima.
La primera consecuencia de esta multiplicación de pantallas es que nuestros patrones de lectura están cambiando de manera radical. Cada vez es mayor la lectura en formato digital, es decir, en las pantallas de computadoras, teléfonos móviles, agendas electrónicas o e-readers. Resulta indudable que la lectura electrónica ofrece muchas ventajas respecto a la lectura tradicional, pero, ¿afecta de alguna manera a nuestra visión? Si tras horas sentados frente a un libro sentimos cierto cansancio ocular, esta incomodad visual aumenta con las pantallas de los dispositivos digitales.
Si dedicamos muchas horas a una lectura intensiva nuestros ojos se pueden resentir, pero más aún si utilizamos dispositivos como e-books, tabletas, iPhone o el ordenador, ya que estos suelen situarse a distancias más alejadas de los ojos que los libros.
Desde una perspectiva visual, los ordenadores, las tabletas y los teléfonos inteligentes son similares entre sí, ya que todos cuentan con pantallas que se iluminan. Esto supone un acierto inconveniente para los ojos del usuario, ya que, normalmente, mantener la mirada fija en una fuente de luz directa provoca fatiga visual.
Al igual que con un libro impreso, el nivel de luz ambiental resulta clave para una visión cómoda. En cualquier caso, la lectura de un libro electrónico, un ordenador o un libro en papel, independientemente de si la pantalla está retroiluminada o no, provoca fatiga visual, por lo que es imprescindible realizar descansos de manera regular.
Para evitar estos problemas y mantener una correcta salud visual, es recomendable tener en cuenta una serie de consejos, especialmente si utilizamos estos soportes electrónicos para la lectura. Entre ellos, hacer descansos cada cierto tiempo (una pausa de cinco minutos por cada hora de lectura), alternar la visión entre un objeto cercano y otro lejano cada veinte minutos (mirando por la ventana, por ejemplo), parpadear (si aun así notas que tienes los ojos secos, también puedes recurrir a una lágrima artificial), ajustar el brillo y contraste de la pantalla para que esté en consonancia con la iluminación de la zona de trabajo, reducir la luz ambiental y asegurar que tienes la luz apropiada (mejor si es natural).
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